“La FAO defiende –explicó- que los antibióticos y otros antimicrobianos solamente deben utilizarse para curar enfermedades y aliviar sufrimiento innecesario. Solo en circunstancias muy determinadas deben emplearse para prevenir una amenaza inminente de infección”.
Tras recordar que los antimicrobianos siguen siendo utilizados para estimular el crecimiento -especialmente en el sector ganadero y en la acuicultura-, el Director General de la FAO advirtió que tales prácticas “deberían eliminarse de inmediato”.
También señaló sería necesario detener el uso de antimicrobianos como biocidas en los cultivos, situación que está provocando que algunos hongos se vuelvan más resistentes a los tratamientos.
El uso -y abuso- cada vez mayor de medicamentos antimicrobianos en el tratamiento tanto de personas como de animales, ha contribuido a un aumento en el número de microbios causantes de enfermedades que son resistentes a los fármacos utilizados para tratarlos, como los antibióticos.
Esto hace que AMR sea una amenaza creciente que podría provocar a hasta 10 millones de muertes anuales, y más de 100 billones de dólares EEUU en pérdidas para la economía mundial en el año 2050, según algunos estudios. Y además de los riesgos para la salud pública, la AMR tiene implicaciones para la inocuidad alimentaria, así como para el bienestar económico de millones de familias de agricultores en todo el mundo.
Graziano da Silva subrayó que hasta la fecha solo 89 países han indicado que cuentan con un sistema para recopilar datos sobre el uso de antimicrobianos en los animales de granja y que “la AMR no se resolverá en unos pocos años. Necesitará atención y orientación permanente”.
Solo trabajando de forma conjunta, la comunidad internacional podrá abordar los desafíos que la plantea la AMR para el desarrollo sostenible”, dijo, subrayando el importante papel no solo de los gobiernos, sino también de la sociedad civil y el sector privado.
Fortalecer los sistemas de vigilancia y seguimiento
El Plan de Acción de la FAO sobre la AMR busca mejorar la concienciación sobre este problema y las amenazas asociadas; desarrollar la capacidad de vigilancia y seguimiento; fortalecer la gobernanza; y, promover buenas prácticas y un uso prudente de los antimicrobianos.
Dentro de los esfuerzos para implementar el plan de acción, la FAO apoya a los países y las comunidades rurales. “Esto es especialmente importante allí donde la legislación, la vigilancia regulatoria y los sistemas de seguimiento son débiles o inadecuados”, según Graziano da Silva.
Colaboración estrecha con la OMS y la OIE
La FAO, la OMS y la OIE han decidido intensificar su labor conjunta a través de un Memorando de Entendimiento que incluye reforzar la colaboración frente a la AMR.
Graziano da Silva citó varios ejemplos donde las tres organizaciones han colaborado con éxito. Entre ellos figura el apoyo al Gobierno de Ghana, que el mes pasado lanzó una normativa para la resistencia a los antimicrobianos y un plan de acción nacional.
La FAO, la OMS y la OIE están apoyando también al Gobierno de Camboya para incorporar e implementar el uso responsable de antimicrobianos en su legislación y en Viet Nam, la FAO ayuda a recolectar muestras en sistemas acuícolas para incrementar la vigilancia.
Miércoles, 30 de mayo de 2018/ FAO.
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